El
mundo es nuestro, y todos sus habitantes amigos. Que amplio se hace el hombre
mirando mundo, conociendo gente. Viajero es volver y volver, para no quedarse,
viajero es perderlo todo al costado del camino, darlo todo por seguir adelante.
Aventurero es una elección que llega, pasa o se queda. La casa del viajero a
veces es una calle, un camino, en ocasiones un bote perdido en un mar o en algún río. Sus muebles el dormitorio y
la cocina son una pequeña mochila. Quien les habla inconscientemente se hizo
viajero, esa forma de vida se quedó con todo y a cambio le regaló alegrías.
Viajando se aprenden idiomas, que bonito es poder pensar en más de una lengua,
porque el idioma es el envase que contiene, culturas y costumbres de distintas
etnias, de distintos pueblos. Viajando nos damos cuenta que la historia no es
para todos la misma, viajando descubrimos que la historia también sabe ser
vulgar y cretina. Cuando un villano es recordado como un héroe, perdemos todos.
La
madre naturaleza, nos regala belleza, allá donde todo es adverso, ella es
sabia, es la bella, el hombre y sus guerras la bestia. Este humilde viajero les
pide que vuelen con su mente lejos, que vean como sufre el ambiente, y que
hagan lo que este a vuestro alcance para curar el planeta. Amor es un viaje de la
mano, y todos debemos aprender a amar nuestra casa grande, la Tierra. La gente
suele preguntarme ¿Cuál es el país más bonito? –y yo les respondo–. Bonitos son
todos, y cada uno de ellos y cualquiera que llega a un lugar nuevo puede cargar
su cesta con conocimientos. Profundizando un poco más, si tengo que aconsejar
empezar por algún sitio no hay como la cuenca del Mediterráneo, Italia, España,
Francia, Croacia, Grecia, Egipto, Turquía… Maravillas elevadas al infinito. De
viajes podría escribir hasta morir haciéndolo, hay un puñado de excelentes
viajeros, aprovecho la oportunidad para desde aquí mandarle un saludo a todos
los que ya están en el camino y alentar a los que no, a que salten dentro.
Recuerdo que hace muchos años entre en una iglesia de Sofía-Bulgaria y encendí
tres velas, una para los que me quieren, otra para los que me odian y la última
para el resto de la humanidad.
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